ESTA MAÑANA

Ladrillos ecológicos fabricados con colillas de cigarrillos

En contacto con Melanie Servin en Continental Corrientes, Alexis Lemos integrante de una empresa familiar de Mendoza, dio detalles del proyecto Cigabrick, que  trata más de una tonelada de colillas de cigarrillos por mes y lo transforma en productos aptos para la construcción de viviendas. 

11-02-2020


Alexis Lemos



 

Alexis Lemos nació en Mendoza pero se fue a vivir a California, Estados Unidos, para formarse.A su regreso, notó la cantidad de colillas de cigarrillos que estaban tiradas en la calle o en los parques de su ciudad natal y decidió hacer algo.


 

Luego de varios meses de exploración y de investigación científica -junto a una bióloga y una especialista en Recursos Naturales Renovables- sobre los componentes de los restos de los cigarrillos, encontró la respuesta. Así nació el proyecto Cigabrick que, actualmente, tratan 5 millones de colillas por mes.


 

"En laboratorio, mezclamos sus componentes con otros elementos naturales y obtuvimos un biopolímero.Es como una especie de telgopor organico. Es lo que hacen los microorganismos conquistan esta mezcla y logran ese material.  La colilla se mezcla con microorganismos y logramos que se degrade en 20 días. Este biopolímero se puede utilizar como material aislante que se usa para hacer los ladrillos ecológicos", contó 


“ Lo que incorporamos al ladrillo no son colillas sueltas sino el biopolímero. Y al estar las colillas mezcladas con otros elementos es muy relativo. En cada ladrillo pueden haber 20 o 40 ladrillos. El ladrillo también tiene un diseño original tipo Lego o rastis, tiene un sistema de encastre, lo que hace que haya ahorro en tiempo de construcción. También tiene un beneficio de 50% de ahorro en acero porque el método de construcción es distinto. En cemento también hay beneficio de un 50% porque entre ladrillo y ladrillo se utiliza sellante de cerámico. Al final hay un 40% de ahorro total de ahorro”, indicó.



 

Estos ladrillos no tienen olor, son inertes y son cuatro veces más fuertes que los comunes. Además, son sismo resistentes e ignífugos. 


 

Por el momento, estos ladrillos se venden a municipios y entidades gubernamentales para la construcción de viviendas sociales. 


Para juntar colillas, el propio municipio de Mendoza instaló contenedores en zonas de tránsito de personas como plazas o el centro de la ciudad.