Rio de Janeiro. 25 muertos en un operativo policial

El hecho se produjo tras una operación de la policía civil en la favela Jacarezinho, en la zona norte del Estado, se convirtió en la segunda mayor masacre de la historia de Río.

06-05-2021

Hasta la tarde de este jueves se registraban 25 personas muertas, entre ellas un policía al que le dispararon en la cabeza, según las autoridades. Los demás, cuyas identidades aún no son reveladas, son considerados sospechosos por la policía.

De acuerdo a los informes de quienes siguen la operación en el lugar de los hechos, los agentes entraron a los domicilios de los residentes del lugar para llevar a cabo registros -que solo pueden realizarse con una orden judicial- y ubicaron los cuerpos de los fallecidos en vehículos policiales blindados.

La acción policial de este jueves demuestra que, incluso durante la pandemia de coronavirus, la política de seguridad pública del gobernador Cláudio Castro (PSC) en el Estado de Río sigue guiándose por el enfrentamiento directo con los narcotraficantes en las favelas y los barrios periféricos, haciendo caso omiso de una decisión del Supremo Tribunal Federal (STF). En junio del año pasado, el Tribunal Supremo prohibió este tipo de operaciones policiales durante la crisis sanitaria, salvo en “hipótesis absolutamente excepcionales” y siempre que estén debidamente justificadas ante la Fiscalía de Río

Un mes después de la determinación del Supremo, las operaciones policiales disminuyeron un 78%, las muertes en tiroteos se redujeron un 70% y el número de heridos un 50%. Sin embargo, y a pesar de la medida ordenada por el STF, las cifras volvieron a aumentar en noviembre pasado. Solo en 2021, el Instituto Fogo Cruzado ya ha registrado 30 casos en los que tres o más personas fueron asesinadas a tiros en la región metropolitana de Río.

“En total, son139 las muertes en estas circunstancias”, señala la plataforma, que hace un seguimiento de los tiroteos en el Estado. Los días 16 y 19 de abril de este año, el juez Edson Fachin celebró una audiencia pública con familiares de víctimas, organizaciones no gubernamentales, expertos y representantes de corporaciones policiales para discutir estrategias para reducir la letalidad de las acciones de la policía. “Es surrealista que la policía continúe con esta lógica de confrontación, que pone en riesgo nuestras vidas y no respeta nuestros derechos, nuestros hogares y nuestras vidas”, dijo un residente de Jacarezinho bajo condición de anonimato.

La operación comenzó en la mañana de este jueves, con helicópteros sobrevolando la zona y agentes de la policía avanzando a lo largo de las vías del tren y del metro que atraviesan la favela. “Había muchos policías entrando en todas las zonas de Jacarezinho. Muchos están encapuchados. Recibimos la noticia de que uno de ellos recibió un disparo, y luego el tiroteo se hizo mucho más intenso”, dijo el mismo residente.

Según el portal G1, el nombre del agente que recibió el disparo en la cabeza es André Farias. El mismo portal señala que el caos que generó el tiroteo afectó a la circulación del metro e hirió a dos pasajeros dentro de un vagón. Hubo que cerrar un consultorio de atención a familias y dos puestos de vacunación contra la covid-19. Los residentes tuvieron que encerrarse en sus casas para protegerse de los disparos y las calles quedaron prácticamente desiertas.

Circulan desde hace varias horas imágenes de cuerpos tendidos en el suelo y personas ensangrentadas. También fotografías de casas con marcas de balas y paredes y suelos manchados de sangre. “Tengo unos 10 informes de personas que me dicen que la policía entró en sus casas registrando y tirando todo. Toda la favela está tomada”, dice el residente. En un audio recibido por este periódico, otro vecino de la zona relata la siguiente escena: “Entramos en una casa de aquí con un trozo de materia cerebral. Entraron en la casa de una señora y la torturaron aquí dentro, la casa está toda sucia de sangre”. Otra persona también informó de que en una casa había cuatro personas muertas en el piso y que los agentes no dejaban entrar a nadie.

Fuente: elpais.com