25 de mayo. Las mujeres de la revolución

Desde la infancia nos enseñaron que todos nuestros héroes fueron hombres; que lideraron grandes proezas militares, hicieron enormes sacrificios y murieron en la pobreza, pero poco se dice sobre la participación de las mujeres en la Revolución de Mayo y en la gesta independentista. Hoy vamos a comentar un poco la historia de tres grandes mujeres; María Remedios del Valle, Juana Azurduy y Mariquita Sánchez de Thompson.

26-05-2021

En los libros, las mujeres eran las que tejían los ponchos y las banderas, las que cocinaban, hacían colectas para apoyar a los soldados, eran amantes o abnegadas esposas graficadas con peinetones, abanicos o como negras vendedoras ambulantes.

Aunque la historia oficial las haya silenciado por más de 200 años y todavía se las reconozca poco, hoy hablamos de tres de esas mujeres que, con la palabra o con la espada, hicieron patria.

María Remedios del Valle

Remedios del Valle fue una de las tantas mujeres revolucionaras que participaron activamente por nuestra independencia. Fue una parda de acuerdo con el sistema de castas vigente, lo cual instituía una desigualdad étnica y cromática que se sumaba a la que se le atribuía por ser mujer. Nació en Buenos Aires a mediados del siglo XVIII y acompañó a su marido e hijos en la primera expedición militar hacia el Alto Perú, dirigida por Juan José Castelli en julio de 1810.

Participó en victorias y derrotas, fue herida de bala, tomada prisionera por los realistas y sometida a azotes públicos, según cuentan los testimonios que acompañan su gestión por una pensión para que fueran reconocidos sus servicios prestados.

En vísperas de la batalla de Tucumán se presentó ante el general Manuel Belgrano para solicitarle que le permitiera atender a los heridos en las primeras líneas de combate. Belgrano, reacio por razones de disciplina a la presencia de mujeres entre sus tropas, le negó el permiso, pero al iniciarse la lucha, Del Valle llegó al frente alentando y asistiendo a los soldados quienes comenzaron a llamarla la «Madre de la Patria». Tras la decisiva victoria, Belgrano la nombró capitana de su ejército.

La Sala de Representantes de la provincia de Buenos Aires votó otorgarle el cargo de sargento mayor en 1829 por un pedido realizado por Manuel Belgrano, que revistó hasta su muerte en 1847. Tristemente debió pedir limosna para que le otorgaran una pensión y muchos fueron los debates en torno a si debía o no recibirla.

Finalmente, durante el gobierno de Rosas recibió una pensión acorde a su cargo de sargento mayor y tal fue su agradecimiento que se cambió el nombre haciéndose llamar como; Dña. Remedios Rosas.

En los últimos años y tras muchos años de olvido se volvió a reivindicar su nombre dentro de la historia que priorizó a los hombres y a los blancos. En el país, un total de diez escuelas que tenían nombre de dictadores cambiaron su nombre por el de Remedios del Valle por votación de la comunidad educativa.

Juana Azurduy

Juana nació en Sucre, Departamento de Chuquisaca, Virreinato del Río de la Plata, actual Bolivia el 12 de julio de 1780. Fue una patriota del Alto Perú que luchó en las guerras de independencia hispanoamericanas por la emancipación del Virreinato del Río de la Plata contra la Monarquía española.

Perteneció a una familia altoperuana de buena posición económica, pero quedó huérfana en forma imprevista, por lo que debió completar su crianza alternando entre sus tíos y temporalmente en un convento.

Contrajo matrimonio con Manuel Ascensio Padilla y junto a él y sus hijos compartían ideales independentistas, lo que los impulsó a comandar un ejército con el propósito de independizar su territorio. Luego de quedar viuda se relacionó con Martín Miguel de Güemes y la muerte de este último marcó el fin de su carrera y le generó grandes problemas económicos en sus últimos días.

Asumió la comandancia de las guerras que conformaron la luego denominada Republiqueta de La Laguna, por lo que su memoria es honrada en Argentina y en Bolivia.

A pedido de Belgrano se le otorgó el grado de teniente coronel. En la ceremonia, el creador de la bandera le donó su sable y participó decenas de acciones de guerra por la libertad de América. Había nacido en Chuquisaca el 8 de marzo de 1781.

Murió un 25 de mayo, ¿ironía?, en 1862 en la pobreza y en compañía de un joven discapacitado hijo de un familiar lejano en una vivienda precaria.

Debió pasar casi un siglo para que su trayectoria fuese reconocida. Entre el 2009 y 2015 fue ascendida a mariscal del Ejército de Bolivia y general del Ejército Argentino, uno de los más altos grados militares de esos países latinoamericanos, además en ambos países se imprimieron papel moneda con su cara como ilustración.

Una provincia boliviana lleva su nombre, así como varias instituciones de ese país y de Argentina. Y también se compusieron canciones interpretadas por artistas como Jenny Cárdenas y Mercedes Sosa, y películas inspiradas en su persona.

Mariquita Sánchez de Thompson

María Josepha Petrona de Todos los Santos Sánchez de Velasco y Trillo era el nombre de esta mujer que popularmente se hizo más conocida como Mariquita Sánchez.

Históricamente se la ha representado como un personaje más en la historia argentina, relegándola al hecho de haber interpretado el 25 de mayo de 1854 por primera vez en su célebre salón literario el Himno Nacional Argentino. Pero en realidad, Mariquita Sánchez de Thompson fue una de las primeras mujeres argentinas políticamente activas. ?Era cronista de los sucesos que conformaron luego la historia fundacional de Argentina como república y tenía conciencia de la proyección histórica que podían tener sus escritos.

En más de una ocasión sus actitudes fueron consideradas políticamente incorrectas e incluso respondía con tácticas retóricas agudas.

Se casó por elección, lo cual era una gran hazaña para la época. Antes de cumplir quince años se enamoró de su primo Martín Thompson y se comprometió, contra la opinión de sus padres. Empecinada, se presentó al virrey Sobremonte para que dejase sin efecto los arreglos que había hecho la madre -el padre ya había muerto- para casarla con Diego del Arco. Cerca de un año después de iniciado el juicio, los enamorados obtuvieron la autorización y la boda se realizó el 29 de julio de 1805.

Abrazó con fervor la causa de la libertad y colaboró con todas las empresas patrióticas de la Revolución de Mayo. Su casa de la calle Unquera, acogió a las personalidades de su época, atraídas por la hospitalidad graciosa y espiritual de la dueña. Los problemas más delicados eran debatidos allí, lo mismo que los temas literarios.

En 1812 heredó la "Quinta Los Ombúes", en San Isidro, célebre salón en el que se cantó por primera vez la "Marcha Patriótica", actual Himno Nacional Argentino, el 14 de mayo de 1813.

En 1820, la viuda, muy admirada, contraía nuevo matrimonio, esta vez con Washington de Mendeville, francés expatriado cuya conducta le deparó muchos sinsabores, que terminaron en su separación, disimulada por las funciones diplomáticas del marido fuera del país.

Cuando el ministro Bernardino Rivadavia fundó la Sociedad de Beneficencia requirió la ayuda de Mariquita, que fue una de las fundadoras, primera secretaria de la institución en 1823 y presidenta de la misma entre 1830 y 1832. A ésta se le encomendaban las escuelas y colegios de mujeres de toda la provincia de Buenos Aires. También administraba hospitales y casas de huérfanos.

Durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas renunció a dicha Sociedad y se exilió en Montevideo.

Retornó a Buenos Aires, separada de Mendeville, a la que llamaba "la tierra de mis lágrimas", como ella decía durante su exilio y reanudó su labor en la Sociedad de Beneficencia y su salón volvió a brillar como antaño, acogiendo cuanto tuviese que ver con la cultura y el patriotismo. En 1866 y 1867 a presidir la Sociedad de Beneficencia todavía en plena capacidad intelectual, pues trabajaba y escribía cartas admirables.

Mamita Mendeville, como la apodaban afectuosamente sus nietos, falleció el 23 de octubre de 1868 en Buenos Aires, a sus casi 82 años de edad.