Agrietados. Una realidad Argentina 

Desde que me interesé por la ciencia política, por la historia y la comunicación, captó mi atención la tercera posición. Puedo pensar en ejemplos globales como el del mundo bipolar post segunda guerra, dónde Argentina supo encarnar tal postura, pasando por infinitos casos criollos como el de unitarios y federales, celestes y colorados, peronistas y antiperonistas; en todos, la dualidad electiva buscó imponerse. En la actualidad vivimos signados por una grieta que nos atraviesa. Es tiempo de repensar nuestro actuar y las decisiones que tomamos a diario. 

29-05-2021

De un lado o del otro, marcado por la banda, tirado a un costado, así se vive  en la Argentina y así quieren que nos mantengamos. Imaginemos que podemos trazar una línea desde Las Vidalitas en la provincia de Formosa -bien al norte y limítrofe a la República del Paraguay- y extenderla a lo largo de nuestra geografía hasta Ushuaia, por ejemplo; y así partir al medio físicamente una Nación. Ahora traten de imaginarse vivir con el país así, ¿no les parece una locura? Bueno, sucede. Hoy esa línea no es geográfica pero sí aparece dividiendonos imaginariamente en conceptos, opiniones y visiones de la realidad. 

Si expresas tu acompañamiento por alguna medida tomada por el gobierno de Alberto Ferndandez, o más atrás en el tiempo, con el propio Néstor, automáticamente sos “kirchnerista”, no hay vuelta que darle. Si pensas que sería buena una alternativa a los gobiernos peronistas, ya estás rotulado de macrista o gorila, imposible zafar. Seguramente te habrá pasado que, sin la más mínima intención, te encontraste defendiendo a tal o cual político porque te empujaron a un bando, cuando en realidad tu mensaje fue por alguna acción concreta o puntual. Porque así es nuestra Argentina, o estás de un lado o del otro, no hay lugar para “tibios”. 

Incluso muchas veces los fundamentalistas del orden binario se pierden, navegan en mares de dudas. Pasó muchas veces en los últimos meses, por ejemplo, con aquellos que están catalogados de macristas pero estaban a favor de la vacuna rusa. ¿Cómo puede esto ser posible? No se entiende, o estas de un lado o del otro. No hay lugar para pensar y analizar cada medida, apoyar lo que te parece bueno y criticar lo que no te gusta, así no funciona en nuestro bendito país. 

Esta teoría binaria que apuesta la dicotomía constante funciona cada vez más arraigada en nuestro pensamiento, y claro, si es conveniente para quienes ostentan el poder. Porque la polarización nos lleva a eliminar cualquier intento de tercera posición, cualquier postura de tercer orden, cualquier mix de ideas que busque otras soluciones a una realidad tan compleja y compuesta como la nuestra. La Argentina te lleva a los extremos, o es blanco o es negro, no existe el medio. O es bueno o es malo, tenés que decidir todo el tiempo, sino tu opinión no existe. Estamos agrietados y esto nos lleva a pelearnos, incluso con los familiares más cercanos, con amigos, pero fundamentalmente lleva a que todo siga como hasta ahora, sin posibilidad de construir alternativas superadoras. 

Este ensayo intenta ser un grito desesperado para obligarnos a pensar más allá del orden binario establecido. Entender que podemos generar espacios de construcción de forma colectiva para superar muchos problemas que son comunes a la mayoría. No es malo optar por los grises, analizar cada situación de forma particular más allá de quien la tome o la impulse, de qué color político pueda estar detrás. Se trata de defender los valores en los que crees, al margen de quien lo encarne o lo tome como bandera. 

Hace unas semanas estuvimos marcados por un conflicto de posiciones respecto a la presencialidad de los chicos en las escuelas. Puertas abiertas o cerradas, llevaron a una toma de posiciones cruzadas entre el gobierno nacional y el de la ciudad de Buenos Aires. En Corrientes se decidió que las aulas sigan abiertas, evitando entrar en ningún tipo de conflictos. Pero más allá de las posiciones de cada líder, la situación marcó el cruce político por encima de los intereses colectivos. La falta de capacidad para dialogar previamente, evitar llegar al choque, evitar que la sangre llegue al río como reza el dicho. Una vez más la política perdió una gran oportunidad de demostrarle a la sociedad otra imagen. 

Existe una inmensa mayoría en nuestro país que se encuentra en el medio, que rompe con esa línea imaginaria que nos divide y nos enfrenta todo el tiempo. Pero se encuentra desactivada, se ve marginada de voz y voto por este accionar diario, fuertemente impulsado por los medios de comunicación más importantes que se acompañan de las declaraciones diarias de los líderes políticos que nos gobiernan y tienen peso específico desde sus declaraciones.

Mientras tanto seguimos con un índice de pobreza alarmante; una gran cantidad de argentinos sin agua potable o cloacas, con muchos compatriotas sin la posibilidad de estudiar o trabajar; con muchas familias que no pueden acceder a cubrir las necesidades básicas para sus niños; con grados de marginalidad que son estremecedores -y en muchos casos tratamos de no verlo-; con una deserción escolar que se apunta cada vez más alto postergando un futuro mejor. 

Y cerrando estas líneas, que no buscan realizar un análisis económico ni político de tal o cual gobierno, dejo este planteo como propuesta de repensar la realidad sociopolítica más allá de la coyuntura. Hay puntos medios, hay alternativas que se encuentran en el medio. Podemos habilitar otros caminos, está en nosotros saltar la marea de la grieta que nos agita, nos mueve, pero hasta ahora no nos deja escapar del sistema binario impuesto en la Argentina, condenandonos a seguir agrietados