Prueba de ADN. Larga batalla judicial de una joven por su Identidad contra un empresario correntino 

Katerina Sofía Eker, quien lleva años luchando por el reconocimiento de su filiación, brindó una entrevista con Radionord en la que relató su extensa batalla judicial contra el empresario correntino Hugo Yancovich.

12-03-2025


Katherina Eckert (reclamo judicial) Tema: juicio por identidad a un empresario correntino

Fruto del incesante reclamo, recientemente el empresario fue sometido a una prueba de ADN que confirmó su paternidad. 

Katerina nació el 22 de enero de 2000 y fue registrada bajo el apellido Martínez Olmedo, a pesar de que nunca conoció a su supuesto padre. “Toda mi vida, hasta los 18 años, tuve el apellido de este hombre, pero nunca lo vi. Incluso intenté contactar con él para un permiso de viaje cuando era menor, pero la dirección que tenía era un baldío”, explicó Eker, visiblemente emocionada por las secuelas de una vida marcada por la incertidumbre sobre su identidad. 

El proceso judicial de filiación comenzó hace 25 años, cuando su madre, tras quedar embarazada de Jankovich, intentó que él asumiera su paternidad, pero el empresario nunca se hizo responsable. La situación se mantuvo en la justicia durante años, sin avances significativos, hasta que en 2024, el resultado de la prueba de ADN realizada a Katerina y su madre resultó positivo. 

Una larga batalla judicial 

Según los abogados de Katerina, Romina Burgoa y Diego Meana, el juicio de filiación está siendo tratado en el Juzgado de Familia N° 1, a cargo de la Dra. Chávez Caballero. El caso había sido iniciado inicialmente por otros abogados, pero desde 2016, Burgoa y Meana tomaron la intervención del caso. A pesar de la prueba genética irrefutable que confirma la paternidad, la sentencia sigue siendo esperada. “Desde 2016 venimos esperando la sentencia, y aunque el ADN se hizo en 2019, la jueza no ha dictado fallo hasta la fecha”, señaló Burgoa, abogada de Eker. 

El proceso ha sufrido diversas dilaciones, entre las que se incluyen impugnaciones de las pruebas de ADN presentadas por los abogados de Jankovich, quien incluso cambió de abogado durante el proceso. La justicia, por su parte, sigue sin emitir la sentencia definitiva, a pesar de que la prueba genética fue aceptada por el Instituto Médico Forense. 

Un reconocimiento tardío y una propuesta económica injusta 

Katerina relató que, tras tantos años de sufrimiento, finalmente pudo enfrentar cara a cara a Jankovich en una audiencia judicial. “Cuando lo vi, fue un momento difícil. Miré a sus ojos, pero no sentí nada. Fue como ver a una persona vacía, sin emociones, sin una lágrima. No se conmovió al escuchar todo lo que viví”, expresó. 

Además, la situación se complicó cuando Jankovich, a través de sus abogados, intentó que la causa penal se suspendiera a cambio de ofrecerle una compensación económica a Katerina. “Nos ofrecieron 300.000 pesos para que la causa penal se cierre, pero nosotros nos opusimos. No es cuestión de dinero, es cuestión de justicia”, explicó la abogada Burgoa. Esta oferta fue rechazada tanto por Katerina como por sus representantes legales, quienes consideran que la situación vulnera los derechos de la joven, especialmente su derecho a la identidad. 

El daño psicológico y la búsqueda de justicia 

A lo largo de los años, Katerina vivió un sufrimiento psicológico intenso, tanto por la falta de reconocimiento de su identidad como por las constantes trabas legales que retrasaron la resolución de su caso. “Lo que quiero ahora es justicia, nada más. Tras tantos años de lucha, al fin las cosas se están moviendo. Si él hubiera reconocido mi paternidad desde un principio, todo esto se hubiera solucionado mucho antes”, dijo, aliviada pero aún dolida por el daño emocional sufrido. 

La historia de Katerina es también la historia de su madre, quien estuvo a su lado durante todo el proceso, enfrentando el dolor de ver cómo su hija luchaba por lo que le corresponde. “Mi mamá también llevó la carga más pesada. Siempre estuvo conmigo, aunque nos sentíamos solas. Ahora, al menos, siento que tengo el apoyo de mis abogados y la posibilidad de que se haga justicia”, concluyó Eker. 

Con la esperanza de que pronto se resuelva su situación, Katerina sigue esperando que la justicia le brinde la sentencia definitiva que le permita finalmente obtener el apellido que le corresponde por derecho. La joven, ahora adulta, continúa luchando no solo por su identidad, sino también por el reconocimiento de los derechos de su madre, quien también ha sido víctima de la desidia y las injusticias que han marcado este largo proceso judicial. 

Autor: Diego Aguirre